Hoy en día en el mundo del audio tenemos la suerte de tener absolutamente de todo, ya sea en diseño, por tipo de sonido, su conectividad y un sin fin de especificaciones que sin duda alguna y buscando algo de información, podremos encontrar el altavoz que más se adapte a nuestro gusto.
En esta ocasión hemos estado probando el altavoz inalámbrico multiroom Philips BM5C/10 y esto es lo que nos ha parecido.
Primeramente decir que el empaque de este altavoz es algo sobrio y muy simple, por lo que no llama la atención antes de sacarlo de la caja. Hay otros productos que con solo ver la caja estamos deseando abrir la tapa, en este caso no.
En su interior nos encontramos con un pequeño manual muy simple donde nos explica en su mayor medida como usar la opción multiroom. Ya debajo, se encuentra el altavoz y una pequeña caja con el conector de corriente y un adaptador para conexión inglesa.
Un altavoz de atractivo diseño y con la tecnología multiroom Izzy.
Sin duda alguna, lo primero que llama la atención de este altavoz es su diseño elegante y a la vez simplista, carente de detalles pero que lo hacen de una continuidad muy elegante, con esa tela color arena que recubre de lado a lado todo el frontal y laterales del altavoz. En la parte trasera encontramos las conexiones justas, para el cable de corriente, para una toma de jack 3,5″, botón reset y un USB para actualizar el software. Su base dispone de varias piezas de goma que lo hacen muy estable y difícilmente podrá moverse apoyado en posición horizontal.
El altavoz está pensado primeramente para funcionar a través de conexión Bluetooth y con un sistema de emparejamiento muy sencillo si se dispone de altavoces de la misma gama Izzy. No dispone de conexión Wifi y tampoco de aplicación propia, por lo que todas sus funciones se encuentran en los botones del propio altavoz y las que nos permitan las aplicaciones que conectemos por bluetooth para escuchar música.
Podemos agrupar hasta cinco altavoces con su función de grupo, aunque hay que tener en cuenta que la distancia de bluetooth es limitada a 10 metros de altavoz a dispositivo, y poco más con respecto al resto de altavoces. Por lo que aún pareciendo un buen sistema, la distancia limita bastante el tipo de uso que le queramos dar.
En cuanto al sonido, el aparato cuenta con dos altavoces con controladores de rango completo de 2,5″ y puerto de graves. Esto a groso modo suena muy bien, pero la realidad es que nos ha parecido que le falta pegada. No pongo en duda que suene correctamente, que tiene un volumen con bastante recorrido y que nos podrá convertir un buen salón en una pequeña sala de fiesta, pero sin ecualizar correctamente notamos una falta importante de graves, ofreciendo un sonido muy lineal aunque con una buena nitidez.
Un tamaño discreto con un sonido a la par.
Hay que decir que estamos hablando de un altavoz de pequeñas dimensiones 165x118x165 mm y de poco más de 1 Kg de peso, pero por mi experiencia dadas sus características esperaba algo más de empuje y de vida en música tipo Chill Out y similares.
Su panel de mandos es muy escueto, con su botón de reproducción-pausa, on-off, bluetooth y emparejamiento. Después tiene una rueda en el centro para controlar el volumen o usar el mute. Por lo que echo en falta poder pasar entre canciones directamente desde el altavoz (mediante pulsación doble de algún botón, se agradecería).
Es un altavoz que va bien tanto en la mesa de escritorio, como también para el salón gracias a su máximo volumen con el que podremos rellenar muchos metros cuadrados de buena música, además gracias a su diseño es complicado que desentone con decoraciones casi de todo tipo.
Precio: 127,86€
- Su diseño
- Panel de control algo escueto
- Sonido sin garra
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